El código de barras y la identificación por radiofrecuencia ganan peso

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Integrados, adheridos o impresos en el artículo, los códigos de barra y los tags RFID aportan numerosos ahorros, tanto en tiempo como económicos, en las operaciones de transporte, logística, almacén, etc. De hecho, como señala Brother, la introducción de estos sistemas de etiquetado ha supuesto toda una revolución en la cadena de suministro.

Tecnologías como el código de barras o la identificación por radiofrecuencia (RFID) son las que han logrado una mayor penetración en sectores que, como el retail, la distribución alimentaria, la logística o el sanitario, mueven ingentes volúmenes de producto cada día. Con sus diferencias, ambas tecnologías suponen un salto de calidad en la trazabilidad de los productos, ayudando a millones de empresas de todo el mundo a identificar, inventariar y gestionar sus artículos.

El código de barras es una tecnología de solo lectura que se ha convertido en un estándar mundial. Se trata de una tecnología legible en etiquetas impresas con tecnología térmica que identifica, traza y contabiliza cualquier objeto, normalmente de igual forma y tamaño, gracias a la información codificada e inalterable contenida en las barras de cada código, la cual debe ser leída por un lector láser.

Su capacidad de almacenamiento no es muy elevada (máximo 32 dígitos) y solo puede identificar un producto de forma genérica (no unitaria), aspectos que, sumados a su limitada durabilidad en entornos extremos (si está dañado, incompleto o sucio no se puede leer), han provocado que su precio sea enormemente competitivo para todos los sectores. Su sencillez y bajo coste de implantación le han abierto de par en par la puerta de sectores como el de la distribución, la logística, el comercio, etc.

En cuanto a las etiquetas RFID, generalmente son utilizadas en productos que requieren un seguimiento preciso y permanente, en tiempo real, y están preparadas para soportar todo tipo de inclemencias meteorológicas, agua o suciedad. Esta opción, que es reescribible, se sirve de la emisión de señales de radio para identificar cada artículo concreto y distinguirlo como único en relación con cualquier otro, lo que refuerza la seguridad.

Gracias a su versatilidad (se puede adherir o integrar en distintas superficies y permite tanto la lectura como la escritura), las empresas han logrado optimizar la disponibilidad de sus productos, reducir el tiempo de inventario, así como la tasa de hurtos, extravíos e incluso de falsificaciones. Además, ha contribuido a optimizar la planificación comercial y las operaciones logísticas, dos factores que impactan de modo muy positivo en los costes y en la eficiencia empresariales.

Frente a todas estas ventajas, es importante decir que su implantación resulta más difícil y costosa que la del código de barras; que puede sufrir interferencias con otros tags; que el coste de la etiqueta y del lector es mayor y que su uso está vedado en materiales como metales o líquidos. Con todo, ha experimentado un gran incremento en cuanto a su demanda en los últimos años.

Sea cual sea la tecnología que elijas, Brother permite aprovechar las ventajas de ambas gracias a sus impresoras de etiquetas y tickets de la serie TD con las que podrás imprimir etiquetas, recibos o incluso etiquetas RFID desde tu ordenador, dispositivo móvil o tablet mediante USB, red cableada, WiFi o Bluetooth. Son fáciles de instalar y compatibles con lenguajes de impresión como ZPL, entre otros, y con el software de diseño de etiquetas BarTender.

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El mercado empresarial está en plena transformación. Si quieres conocer cuáles son los dispositivos o servicios que más se adaptan a tus necesidades, puedes visitar la página web de Brother.

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