Ventajas de un buen equilibrio entre capacidad y velocidad de impresión
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En los dispositivos de impresión, capacidad y velocidad de trabajo son dos de los pilares que siempre deberás tener en cuenta antes de valorar la compra de una nueva impresora, ya que determinan el rendimiento y la productividad que puede proporcionar. HP explica por qué son esenciales.
Se entiende por capacidad de trabajo la cantidad de páginas que una impresora puede imprimir en un mes, es decir, el nivel o carga de impresión mensual para la que ha sido expresamente diseñada y construida. Para calcularla, hay que tener en cuenta el nivel óptimo y el nivel máximo.
El nivel óptimo de impresión mensual se refiere al máximo de impresiones que el fabricante recomienda para sacar el mejor partido a la impresora. Si te mueves en ese volumen óptimo de impresión estarás haciendo el mejor uso posible de la impresora, y eso tendrá efectos beneficiosos en la vida útil de la misma. En cuanto a nivel máximo de impresión mensual se refiere al tope que puede alcanzar una impresora, que suele ser muy elevado incluso en las impresoras más modestas. Lo ideal es comprar impresoras que cubran en su franja de impresión mensual óptima tus necesidades de trabajo, y no dejarte llevar por el nivel máximo de impresión.
Por su parte, la velocidad de trabajo de una impresora es la cantidad de páginas que ésta puede imprimir en un determinado periodo de tiempo, para lo que se toma como referencia el máximo de páginas por minuto. Para ello hay que tener en cuenta elementos como el tipo de papel utilizado, si se imprime a doble cara y la calidad de impresión ajustada.
Según HP, la capacidad y la velocidad de impresión hay que valorarlas de forma conjunta, para que tanto el volumen de impresiones como la velocidad de trabajo sean las más adecuadas. Para ello, pone como ejemplo una empresa con unas necesidades de impresión de 7.000 páginas al mes. Si compra una impresora que tiene un nivel óptimo de 1.500 y un máximo de 10.000 páginas mensuales habrá elegido mal, ya que nos se estará moviendo en un rango muy superior al recomendado y además esa impresora no tendrá una velocidad de trabajo adecuada para ciclos de trabajo tan altos.
Los beneficios que ofrece una impresora con una buena capacidad y velocidad de impresión incluyen un óptimo mantenimiento del flujo de trabajo, agilidad y dinamismo en el entorno de impresión, y mayor flexibilidad a la hora de enfrentar cualquier reto. Además, permite enfrentar nuevos desafíos profesionales y crecer sin tener que renovar, y contribuye a crear un entorno de impresión eficiente y optimizado.
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