Detecta síntomas de agotamiento en tus dispositivos de impresión

La variedad de escenarios posibles hace difícil fijar una regla fija y única que sirva como criterio uniforme a la hora de determinar cuándo es realmente apropiado proceder a una renovación de impresoras, pero sí hay una serie de factores que hacen que debas considerar emprenderla; basta que estés sufriendo uno de ellos para que tengas una importante ineficiencia que sólo empeorará con el paso del tiempo:

--Lentitud a la hora de trabajar. Se produce cuando notas que no puedes sacar adelante tus trabajos de impresión de forma fluida, normalmente porque tus necesidades de impresión han crecido y tu vieja impresora no puede hacerles frente. Deberás adquirir una que se ajuste a tu nueva carga de trabajo.

--Calidad de impresión insuficiente. Mantener una impresora que no cumple con la calidad que necesitas puede acabar costándote una pérdida de clientes y de prestigio.

--Costes de impresión elevados. Esta es una de las ineficiencias más graves y costosas, y suele ocurrir sobre todo en impresoras antiguas, que tienen un consumo eléctrico elevado o unos consumibles caros y con una capacidad de impresión más limitada que los más modernos. Lo que no inviertas en una nueva impresora lo estarás malgastando en el exceso de costes de impresión que soportarás día a día.

--Falta de prestaciones. Se produce una falta de prestaciones cuando, por ejemplo, necesitas utilizar algo que tu impresora no tiene, o que aun teniéndolo no satisface tus expectativas, como la ausencia de la función de escáner o que solo imprima en blanco y negro. También entran en este punto otras prestaciones importantes, como la seguridad, la conectividad WiFi. la impresión móvil o el NFC.

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