El uso de etiquetas hace más sencilla la vuelta al cole
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Esta semana representa para los profesores y personal de centros educativos la vuelta a rutina laboral, y todo debe estar en perfecto orden para conseguir la eficiencia en la gestión y evitar pérdidas de documentación o material importante para el transcurso de la actividad docente. Brother explica cómo puede ayudar el etiquetado a esta labor.
El uso del etiquetado puede ayudar a colegios e institutos a hacer más sencillo su día a día, estableciendo una buena ordenación de libros, archivos y materiales comunes o en la señalización de sus instalaciones, facilitando así el estudio de los alumnos y el trabajo de sus empleados. Como señala Brother, cuales sean tus necesidades de identificación y clasificación, el uso de etiquetas puede ayudar a hacer más sencillo el día a día.
Los colegios se conforman de multitud de espacios: Las aulas, el gimnasio, dirección, el salón de actos, etc. y lo visitan cada día multitud de personas. Por ello, señalizar las diferentes salas de los centros educativos facilita a trabajadores del centro, y a los propios alumnos o usuarios, localizar fácilmente el lugar al que desean ir.
Por otro lado, la normativa de seguridad contra incendios obliga a estos organismos a identificar correctamente extintores o salidas de emergencia, para así garantizar la seguridad del recinto. Además, el etiquetado también permite colocar avisos importantes en puertas o paredes para alertar de algún hecho extraordinario que deba ser conocido por todos. Por ejemplo, el cambio en los usos que se dan a una sala o notificaciones de avería en alguno de los servicios.
En un colegio, en aulas como el gimnasio o el laboratorio, se guarda gran cantidad de material común que los alumnos usan durante sus clases, por lo que conviene mantenerlo guardado y organizado para que pueda usarse durante mucho tiempo. Crear etiquetas personalizadas permite tener identificados y clasificados estos materiales, consiguiendo un gran ahorro de tiempo a la hora de localizarlos o en el momento de recogerlos una vez se hayan usado.
Asimismo, en salas comunes como la sala de profesores, o en despachos, se guardan grandes cantidades de información, importante para el transcurso escolar, que corre el riesgo de perderse. Una buena práctica para mantener el orden sería establecer métodos estandarizados para el almacenamiento, aplicando una serie de códigos alfanuméricos, códigos de barras o una clasificación por colores. De esta manera, los profesores podrán acceder fácilmente a estos archivos o materiales siempre que sea necesario.
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