Transferencia térmica y térmica directa: qué tecnología de impresión de etiquetas elegir (y II)

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La tecnología existente en el mercado nos permite elegir entre distintas formas de etiquetado profesional en función de las necesidades que queramos cubrir. Tan sólo hay que prestar atención al uso que se le vaya a dar y la cantidad de etiquetas a materializar. Así, para pequeños trabajos se recomienda la tecnología térmica directa.

La segunda opción para imprimir etiquetas de forma profesional es la tecnología térmica directa que, mediante un cabezal térmico –que traza el contenido de la etiqueta: texto, imágenes o códigos de barras o QR–, un rodillo de arrastre y la propia etiqueta, actúa por calor, sin usar tinta ni tóner.

Como ventajas de esta tecnología, Brother destaca su sencillez y precio, menor que la transferencia térmica en ambos aspectos. El inconveniente es que el cabezal de impresión es menos duradero porque al estar en contacto directo y constante con la etiqueta y el rodillo de arrastre, experimenta un mayor desgaste frente a la solución de transferencia térmica.

Otra de sus características, es que las etiquetas generadas por tecnología térmica directa son menos duraderas que las realizadas con transferencia térmica, llegando incluso a amarillear a lo largo del tiempo. Es por ello que, en caso de que se precise un etiquetado a largo plazo o en condiciones adversas, se recomienda el uso de transferencia térmica. Además, la paleta de colores de impresión se reduce, pudiendo imprimir solo en negro sobre blanco.

La modalidad de tecnología térmica directa se usa normalmente para pequeños trabajos de etiquetado que no requieren de una larga duración o una resistencia a químicos, agua, intemperie o temperaturas extremas entre otros. Por ejemplo, se usa en el sector logístico para envíos estándares que no precisen un tránsito largo; en retail para tickets de supermercado o de turno; en sanidad para identificación de pacientes, o en el sector alimentario para productos perecederos, e incluso en archivos que se guardan en carpetas. No se recomienda utilizarse en entornos adversos, donde se registren temperaturas extremas, en los que la etiqueta vaya a sufrir rozaduras, o en casos en los que sea preciso que la duración de la etiqueta sea larga.

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