El papel sigue mandando en el mundo editorial
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A pesar de la presencia mediática del ebook, el libro físico no ha sucumbido ante las novedades tecnológicas, y es la industria de la impresión la gran impulsora de innovaciones en diseños, acabados y formatos. Hay un esfuerzo en la búsqueda de caminos intermedios entre el mundo analógico y el digital.
En la última década, el mundo editorial ha vivido una revolución tecnológica impulsada por la llegada de los ebooks. Sin embargo, las estadísticas indican que dicha revolución no merece tal apelativo. Según Libranda, el libro electrónico no pasa del 4,5% de cuota de mercado en España y con perspectivas de crecimiento moderadas. Y no es una situación exclusiva del mercado nacional. En Estados Unidos, los ebooks tocaron un techo cuando representaron el 25% de las ventas del sector y hoy ese porcentaje ha caído hasta el 15%.
Como señala un artículo de Graphispag, el formato clásico no ha sucumbido ante las novedades tecnológicas, y es que el libro físico proporciona una experiencia multisensorial gracias al tacto del papel, la propia vista, los estímulos para el oído del propio movimiento del papel y hasta el olfato. A pesar de todo, los editores no dejan de buscar innovaciones en las que la impresión juega un papel fundamental, con diseños gráficos atractivos, acabados plastificados, tactos sedosos, relieves y tintados. Y es que la industria gráfica ha entendido que hace falta dar un valor añadido al producto mediante estos matices que vienen de la impresión y de los acabados.
Las innovaciones de la impresión en el sector editorial no solo se dan en la aplicación de mejoras sensoriales. También hay un esfuerzo en la búsqueda de caminos intermedios entre el mundo analógico y el digital y, en este campo, mandan los libros infantiles y educativos, con la incorporación de códigos a los libros escolares para acceder a la versión online de la misma edición, y aplicaciones de realidad aumentada e ilustraciones que solo pueden verse a través de la decodificación móvil. En el futuro, veremos ediciones en las que los contenidos serán cada vez más mínimos y el papel servirá como hilo conductor para el consumo de contenidos digitales.
La impresión digital también abre múltiples posibilidades a la hora de ayudar a la cadena de valor del libro a buscar nuevas vías de negocio. Las tiradas cortas, la personalización, la impresión bajo demanda, son algunas de las posibilidades. De hecho, un estudio de la empresa PodiPrint indica que el 50% de los editores ya utilizan los servicios ‘print-on-demand’, un sistema que permite abaratar costes en los procesos de producción, almacenamiento y distribución. Esta impresión bajo demanda está muy relacionada con la estrategia de internacionalización de las obras. Así, en vez de preparar largas tiradas y aventurarse a la respuesta de un mercado nuevo, los editores pueden responder a los pedidos a medida que llegan. De hecho, el 26,5% de las empresas del sector tienen contratados servicios print-on-demand en sus mercados exteriores.
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