La impresión distribuida será clave en la nueva normalidad empresarial
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Hoy vivimos una nueva normalidad, en la vida y en los negocios, que requiere soluciones diferentes, también de impresión. Brother cree que las oficinas serán previsiblemente lugares con mayor distancia entre los empleados y con horarios más flexibles, donde primará la existencia de varias impresoras pequeñas repartidas a lo largo y ancho de la oficina.
Muchas grandes empresas disponen de un gran equipo de impresión centralizado para atender las necesidades de sus empleados, el cual ofrece muchas funcionalidades y pensado indistintamente para trabajos copiosos, como informes, y para otros más ligeros, de quizá una sola hoja, como factura o un billete de avión.
Este modelo de impresión centralizado implica la existencia de un córner por planta, donde decenas de empleados de varios departamentos pueden enviar sus trabajos a esas máquinas con capacidad titánica, enormes cargas de papel de distintos tamaños o grosores y reservas de tinta para atender todas las demandas. Este modelo de impresión, que surgió en un momento en que las oficinas crecían, y que es el que ha estado reinando hasta ahora, está empezando a dejar paso a equipos de impresión más pequeños, adaptados a las demandas del usuario, con atención personalizada y distribuidos por varios puntos de la empresa.
En estos tiempos en los que una pandemia ha cambiado la forma de hacer las cosas, obligando a respetar la distancia social, las empresas deberán implantar medidas de seguridad y cuidado de la salud. Seguramente desaparecerá la máquina de café, y por tanto también esa impresora común en torno a la que se concentraban muchas personas. A este respecto, Brother señala que, obligado por las circunstancias, y para evitar el contacto todo lo posible, primará el modelo de impresión distribuida compuesto por varios equipos más pequeños y funcionales que den servicio a grupos reducidos de personas.
Las nuevas generaciones de trabajadores y empresas tienden a la practicidad en general y con este formato de impresión distribuida, formado por varias impresoras más pequeñas repartidas a lo largo y ancho de la oficina, se evitan no solo las aglomeraciones de personas frente al aparato, sino también el atasco o superposición de trabajos. Cada uno de estos equipos ‘individuales’ puede ajustarse mejor a las necesidades de grupos pequeños de empleados. Por ejemplo, solo para imprimir etiquetas en la recepción, solo para escanear en el caso de un jefe de equipo, solo monocromo para el departamento financiero o a todo color para el de marketing.
Para la empresa no solo es garantía de eficiencia, sino también de productividad y ahorro de tiempo, ya que los empleados tendrán los equipos mucho más cerca y los compartirán menos personas, con lo que imprimir y recoger el trabajo serán acciones casi inmediatas. Su coste unitario es, por supuesto, menor, y les facilita el cumplimiento de las normativas a las que están teniendo que adaptarse a marchas forzadas.
En suma, contar con un formato de impresión distribuida es una garantía de que todo seguirá funcionando de la manera correcta y de que los trabajadores podrán seguir gestionando sus tareas de manera eficiente.
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